Siempre hay una historia que contar

La vida es una historia que espera ser contada. La forma en que pensamos, las cosas que hacemos, los caminos que tomamos van construyendo nuestra historia. La vamos narrando cada día desde que despertamos hasta que apagamos las luces para descansar.

Yo soy un narrador de historias, y tú también. Todos lo somos. Conforme avanzan los días vamos descubriendo cosas nuevas, la vida nos sorprende con un giro en la trama, y cada uno decide cómo avanzar. Vamos escribiendo nuestra propia historia.

Creo en las historias. Las historias pueden cambiar el mundo, para bien o para mal. Cada uno decide qué clase de historia quiere escribir y, conforme avanza el tiempo, se decidirá si la trama que diseñaste para tu vida es digna de ser contada o digna de ser odiada.

En esta etapa de mi vida yo he querido afinar mi propósito personal de vida e invertir la mayor cantidad de mi tiempo en provocar momentos de reflexión espiritual.

¡Espero que te puedas unir!

DAVID NOBOA

Tiene un doctorado en teología del North Carolina College of Theology. Obtuvo con CMM (Christ Mandate for Missions) la mención de Social Reformer por su visión y compromiso de alcance y generacional. Tiene una certificación internacional como Certified Mentoring Practitioner y es parte de la Red Global de Mentores. Es pastor de la comunidad Nuevos Comienzos en Quito, Ecuador y Coordinador Administrativo de E625 Ecuador. Es escritor de ficción y no ficción. Dedica la mayor parte de su tiempo a la creación de contenidos, libros, relatos, cuentos para niños, artículos, lecciones, etc., con un enfoque en el desarrollo personal y construcción de valores.

Un poco más de mí

Nací en Quito, la capital del Ecuador, un país lleno de historias y rico en experiencias culturales. Pocas horas separan el calor costanero de la fría sierra nevada, y en un viaje corto te puedes adentrar también en el bosque tropical de la zona oriental. Ya saliendo a mar abierto descubres la riqueza biodiversa de las islas encantadas, como les llaman algunos. Demasiado privilegio cuya magnitud probablemente no alcanza a medir el común de los ecuatorianos.

Descubrí mi pasión por la narrativa en mis primeros años de colegio cuando me dieron a leer los primeros libros. Caminé ansioso y desesperado junto a Raskólnikov (Dostoievski), me volví analítico con los relatos de Cortázar, suspiré melancólico con la generación decapitada (porque la poesía también narra historias), y el primer libro que compré con mis propios ahorros de colegial fue “El proceso” de Kafka.

Empecé siendo un imitador. Mis primeros escritos eran pálidas y desarticuladas pinceladas que describían a un adolescente de emociones disparatadas, un emulador sin mucha gracia, pero soñador a todas luces. Ya en la universidad elegí la carrera de psicología y cambié la narrativa por otra clase de libros, de esos que sirven para ayudar a las personas. En ese mismo afán tuve un encuentro espiritual muy profundo con la divinidad. Eso me cambió la vida. Hice un bachillerato en teología, y después un doctorado. Con esos principios espirituales he podido darle una mano a muchos quebrantados de corazón, gente rota, caída y sin ánimo de vivir. Se me permitió caminar algunos años entregando lo mejor de mí a los que estaban cerca.

En ese momento de mi historia, cuando todo iba moderadamente bien, decidí volver a la narrativa, o más bien ella volvió a mí. Apareció como ese insecto que no deja de revolotear en la oreja, esa piedra que estorba en la zapatilla, aquel rayo de sol que penetra en la habitación temprano en la mañana.

Así que puse manos a la obra. Por esos buenos azares del destino conocí a mis amigos de “Chacana Editorial”. Santiago Vásconez, el fundador y director de Chacana Editorial. María Alejandra Almeida, una joven escritora ecuatoriana de quien aprendí muchísimo. Andrés Paredes, también escritor ecuatoriano. Estar en los cursos, leer sus escritos y aprender de sus experiencias como escritores enriquecieron mi vida y encendieron el anhelo de no dejar tantos escritos ocupando un espacio en la memoria del computador. Allí nació la urgencia de contar al mundo nuevas historias.  Con Chacana Editorial salió el proyecto “Bitácora Escarlata” en el cual pude aportar con uno de mis relatos.  A la par, otra puerta se abrió. La editorial E625 decidió aceptar algunas de mis propuestas editoriales para libros de no ficción especializados en el equipamiento de líderes cristianos que trabajan con las nuevas generaciones. Y cuando uno encuentra una puerta lo lógico es entrar por ella. Así se empecé a publicar mis primeros libros con E625, Aquí me tienes hoy. Todo lo que escribo tiene la finalidad de ayudarte a soñar, viajar, crecer, y sobre todo, creer. Es mi anhelo que puedas adentrarte en las historias y que estas te ayuden a ver la vida desde diferentes perspectivas, que sean un soporte para evaluar, repensar tus convicciones, planear diferentes futuros.  Y si algo de esto logra ayudarte en una parte del camino, mi propósito habrá sido cumplido.

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